Los ojos y las cosas


“…el narrador simboliza en un ferviente cambio de palabras las miles de cosas que debieron decirse los amantes en esos encuentros semanales:

Elle se penchait vers lui et murmurait, comme suffoquée d´enivrement:
⎯Oh! ne bouge pas! ne parle pas! Regarde moi! Il sort de tes yeux quelque chose de si doux, qui me fait tant de bien!..”

De Manuela—pensó Diego—emana también algo de su piel y no sólo de sus ojos, un perfume persistente. “¿Te sigo leyendo?”, le preguntó. Quería tener una excusa para levantar la vista y mirarla otra vez. Le gustaban sus ojos, que mientras le leía, giraban caprichosos e impredecibles mirando todos los rincones de su cuarto. Como para reforzar esa excusa, levantó la copa y la invitó a brindar por la paz; quería brindar por otra cosa, pero no se atrevía a hacerlo. Todavía. Trató de seguir leyendo a Vargas Llosa que citaba en su idioma original al obsesivo y genial Flaubert pero no lo logró. Los ojos de Manuela ahora se habían detenido en él. Lo miraban intensamente mientras él desempeñaba mal el papel de lector concentrado en lo que leía. Pensó entonces que debió haber llenado de más objetos su estudio. Para que los ojos de Manuela no se detuvieran nunca, continuaran durante un larguísimo rato girando, cambiando su atención cada fracción de segundo, saltando como liebres de un objeto a otro, del lomo de un libro al de otro, de una piedra a un frasco lleno de paraparas negras como sus pupilas, de una fotografía en blanco y negro que le había tomado al flanco de un edificio de paredes en las que la humedad había dibujado una suerte de mapa de un territorio ignoto, a una postal que había comprado en un museo en Dijon. Pero ése no era el caso. La semana anterior había empacado el noventa por ciento de sus cosas. Se marchaba de Caracas en cuestión de días (como lo habína hecho tantos de sus amigos), y las que antes habían sido paredes cubiertas de anaqueles llenos de libros, fotos, grabados, CD´s, hojas secas, piedras, cestaas yecuana, e innumerables objetos, pedazos de objetos, restos y fragmentos que sólo tenían valor para apuntalar su frágil memoria (como las cinco piezas mínimas de una vasija de barro que había desenterrado en Tiahuanaco creyendo que eran precolombinas (quizás sí lo eran), ahora solo mostraban dos solitarios anaqueles, y cinco docenas de cajas en las que él había empacado su bilioteca o todo lo demás. Era por eso que los ojos de Manuela sólo habían girado curioseantes por breves minutos, para luego caer con toda su fuerza centrípeta sobre él con ese deseo feroz que emergía de ellos y que parecía ahora crecido, como si se hubiera alimentado de todo ese vacío.


La orgía perpetua, Flaubert y Madame Bovary (2007)
Mario Vargas Llosa
México: Alfaguara
239 pp

El título de este riguroso pero imaginativo ensayo del novelista peruano lo inspira una carta que le escribe Flaubert a una amiga, en la que le dice que La única manera de tolerar las desventuras de la vida es sumergirse en la literatura como en una orgía perpetua. El libro constituye una íntima y muy personal aproximación a la vida, pasiones y obra de este meticuloso y obsesivo narrador francés.



Veuve Cliquot Ponsardin Rosé

Luego de 20 años fuera del mercado venezolano, este champagne fue relanzado a mediados de 2009 en Venezuela. Jacques Peters, maestro de la bodega, ha declarado que él deseaba crear un champagne rosado con charm en el que se destacaran las frutas, que fuese accesible y tuviera una seducción natural sin que nada de ello le hiciera perder los rasgos característicos del estilo Veuve Cliquot. Se prepara usando entre 50 a 60 crus distintos. Su composición es semejante a la del champagne tradicional de etiqueta naranja: Pinot Noir liderando una mezcla aderezada con Pinot Meunier y Chardonnay. La mezcla incluye entre 20 y 25 por ciento de vinos reserva de varias cosechas que asegura la consistencia del estilo de esta casa.



Tzigane. Música para violín, cello y piano

Maurice Ravel

Esta grabación incluye las obras de Maurice Ravel escritas para violín y piano, violín y violonchelo entre 1907 y 1927, muy representativas del arte del gran compositor vasco-francés, ejecutadas por jóvenes músicos tales como el violinista Kristian Winther, la violonchelista Michelle Wood, y el pianista Anthony Romaniuk. La interpretación de todas las piezas es óptima. Winther tiene un sonido precioso, maleable y su limpieza es perfecta. El acompañamiento del pianista se destaca por la dinámica, siempre en concordancia con la línea dibujada por el violín. En la sonata para violín y violonchelo, Michelle Wood demuestra que se dedica mucho a la música de cámara: la armonía que se produce en la conversación entre ambos instrumentos es insuperable. Indispensable para los amantes de Ravel. ML



Flora by Gucci, aromas para la mujer sensual

La sensualidad de una mujer es como una fragancia que emana de su piel y sus gestos. Para potenciarla, Gucci ha diseñado la fragancia Flora. Inspirada en el diseño floral de la bufanda de seda que diseñó en 1966 para la Princesa Grace de Mónaco; combina en su corazón rosas y osmasthus (una rara y delicada flor originaria de China) que hacen de Flora una esencia fresca, ligera y frutal, con un leve toque aterciopelado proveniente del osmasthus. Cítricos frescos y peonías son utilizados en las notas de salida, que confieren una sensual jovialidad. Controlar esas notas más dulces con una base de sándalo y pachulí, que son recurrentes en la historia de los perfumes de Gucci. Flora equilibra los olores que la conforman, logrando una esencia joven, alegre, luminosa y sensual.

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