Hylocereus, efímero esplendor nocturno

Flores de Hylocereus sp., Caracas, 2012 (foto: Revista GP)

Caracas es una ciudad violenta, caótica y laberíntica que, como muchas otras ciudades contemporáneas y latinoamericanas, le ofrece a sus habitantes, insospechadas sorpresas que nada tienen que ver con su maravilloso clima o con la calidez de su gente. Una de esas sorpresas son las maravillosas plantas que en ocasiones hallamos en jardines privados o en los parques y plazas de la ciudad. Uno de mis vecinos, un amigo, nos llamó hace unos días y nos invitó a que admiráramos una planta suculenta, una Magnoliophyta de la familia de las Cactáceas, que él había plantado ocho años atrás en el jardín de una casa de la que se mudó hace tiempo y que ahora, luego de haberla transplantado, crecía perfecta en el jardín de su nueva casa. La planta en cuestión pertenece al género Hylocereus, y el nombre común que le dan a sus flores es el de Bella de Noche. El nombre obedece a que esta planta solamente florece una noche al año. La primera noche, cuando los botones recien abren, la flor se muestra en todo su esplendor. Y uno puede sentir desde lejos la complejidad de su dulce e intensa fragancia. Pero la noche siguiente, las flores no tendrán la vitalidad ni la turgencia y esplendor que mostraron la primera noche. Sufren una suerte de envejecimiento acelerado o prematuro y, para volverlas a admirar uno debe esperar todo un año. Las flores que sean polinizadas se convertirán en un fruto llamado pitahaya. La mata de Luis Augusto y Patricia, a cuyo jardín llegamos a mirar esas flores, tenía esa noche seis botones que, con el paso de las horas, se fueron abriendo poco a poco, como si hubiesen decidido lentamente perder su timidez y quedar desnudos ante los ojos de los demás. Y de repente teníamos ante nosotros, un par de horas más tarde, a eso de las 10 de la noche, seis rosas de los vientos; seis mandalas, seis cálices de simetría compleja que nos ofrecían como banquete visual una sin duda exacerbada lujuria de formas, colores y aromas dulces pero penetrantes, quizás para atraer a los insectos que polinizan en escasas horas nocturnas a esas soberbias flores efímeras que pareciera que querían entregar en tan poco tiempo la belleza que otros no entregan en una vida (de ser humano, no de flor). Aquí compartimos algunas de las imágenes que pudimos hacer esa noche gracias a la gentileza de nuestros amigos. Es nuestro modo de celebrar el 14 de febrero, que es un dia para el amor, la amistad y la alegría.

Flor de Hylocereus Sp., Caracas 2012 (foto. Revista GP)
Flor de Hylocereus Sp., Bella de Noche, Caracas 2012 (foto: Revista GP)

Un comentario Agrega el tuyo

  1. Preciosamente expresado tu comentario sobre la «Bella de noche»…
    La he tenido por años y ahora no la tengo (snif snif…)
    Tengo algunas fotos de la India, por si te interesa… tambien con comentarios, muy breves por cierto… Gracias por ésta hermosura.
    Magaly

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